Hoy toca tratar un tema delicado pero muy interesante a raiz de todos los comentarios y opiniones que se están produciendo en las redes sociales después de la final de España, que se realizó el martes por la noche.
Eurovision en términos generales y la candidatura española en concreto generan año tras año fiumi di parole (rios de palabras) tanto positivas como todo lo contrario; y es que la eurovision es un tema que genera mucha controversia... a los españoles, y si somos eurofans más, nos gusta más un drama que los sobresh, y cuando se oye la palabra clave (EUROVISION) ya está montado el espéctaculo en el ring del boxeo verbal y escrito...
Cuando se opina per se, se intenta generar opinión, o se intenta imponer a los demás la opinión que uno mismo tiene de algo, se pisa en un terreno muy resbaladizo, donde hay que tener mucho tacto a la hora de exponer cada uno su VISIÓN del tema, y más cuando los gustos juegan un papel muy importante, como es el caso de hablar de música, canciones, e intérpretes en un concurso.
Dejando a un lado la sensibilidad que tenemos los eurofans en líneas genéricas, y la facilidad con que nos ofendemos cuando oimos cosas que no nos gustan; hay mucha gente primero que no entiende que para dar opiniones no hace falta insultar ni apelando a los defectos físicos, ni a carencias en cualquier otro aspecto.
Las personas que hacen ésto no se dan cuenta que cuando llegan a esos extremos pierden toda la razón y la credibilidad. Si aprendieran que para dar uno su punto de vista o preferencias sobre algo tendrían muchas más posibilidades de convencer con su opinión. Y es que es tan sencillo como intentar justificar el porque te gusta o no, dando razones basadas en hechos y no es porque sies, y en menosprecios y desprecios infundados en nada... todo sería tan diferente a veces... Utopía...
Claro, que es cierto que hay eurofans que no entienden de impulsividad, y amor y odio visceral; para ellos parece que todo tiene que ser perfecto, con tacto, con cuidado, controlando el herir las sensibilidades y vivir encorsetado y atado uno a sus emociones por miedo a ofender... Pues no, muchas veces amamos y odiamos, porque a las personas todo, absolutamente todo nos provoca sentimientos y arranca emociones que deben ser expulsadas de nuestro cuerpo, sino reventaríamos, más aún cuando el tema que se trata te afecta pasionalmente... como en nuestro caso es la Eurovision...
En muchas ocasiones para ensalzar o hundir canciones y artistas que venneramos o rechazamos nos dedicamos a compararlos con otros... Y dicen el refrán ese de que las comparaciones son odiosas... Pues señores/as, relativamente, ya esta bien de esa falsedad... la vida de basa en comparar por que constantemente tenemos que estar eligiendo, sentando preferencias y tomando decisiones en encrucijadas y caminos; y para ello hay que comparar, hay que seleccionar, y hay que observar que es lo que más nos conviene o apetece y lo que menos... Por otro lado, en la vida hay que ser ambiciosos, intentar superarse y crecer, y para ello hay que compararse con los que están por debajo de ti, pero sobre todo con los que están por encima (San Marino versus España versus Suecia). Así que BASTA YA de decir que no hay que comparar... sí hay que hacerlo, es positivo a medio y largo plazo, y hace que uno avance.
Para ir finalizando diré que Eurovision es impredecible... a veces... por que muchas otras veces es más que obvio lo que va a suceder, y si encima se tiene ojo clínico más todavía... Esto es como las personas que calan perfectamente a otras personas y las ven de venir y de que pie cojean, mientras que otros nos estampamos día tras día por confiados, inocentes o ignorantes... Pues en eurovision lo mismo, hay eurofans que tienen ojo clínico y normalmente suelen adivinar lo que va a funcionar, va a ganar o a quedar bien, y lo que quedará fatal... Nadie tiene una norma o ley que vaticine siempre lo correcto, pero el porcentaje de error puede ser ínfimo... Quizá de entrada porque el gusto de las personas que aciertan tanto es más básico, simple, predecible, comercial... mientras que otras personas tienen tendencia a canciones y artistas más exquisitos y especiales.
Así que respetad, sin duda, pero no por ello os calleis lo que sentís y dejeis de ser vosotros mismos. A las cosas hay que llamarlas por su nombre, y sentenciar es divertido aunque luego uno se equivoque, siempre y cuando esas sentencias no lleven implícito amenazas, venganza, rencor y demás males que han llevado al mundo a corromperse y autodestruirse.
Eurobesos para todos los que respetan.
