MI VISIÓN DE EUROVISION

Columna de opinión basada en la pasión que siento por el concurso, aderezada con unas gotitas de ironía, una pizca de acidez y puñados de diversión, que se actualizará diariamente abordando desde los temas de más rabiosa actualidad en el micromundo del Certamen Europeo, hasta los momentos inolvidables de la historia del Festival de la Canción.

22 febrero 2014

FRANCIA 2002


Buenos días queridos eurolectores...

¿Cómo lleváis los nervios? Buah, ya sé... Fatal de la muerte, a ver quien las tiene narices de estar tranquilo con la que nos espera esta noche, para bien o para mal... Lo que está claro es que RTVE ha pegado un giro de 180 grados en su forma d enfrentarse al sistema de elegir su representante en Eurovision y al modo de producir la gala. Ha hecho falta tiempo y que los eurofans seamos exigente y duros para que la cadena pública haya reaccionado, así que ahora a disfrutar el espectáculo y que gane la que tenga que ganar pero que haga un papel digno en Copenhague, es decir o Brequette o Ruth jajaja

Bueno la canción de hoy es un temazo de los buenos. Una obra de esas que emocionan a cualquiera y te transporta con su melodía a otro mundo, a otro universo. Il faut du temps (Hace falta tiempo) es una power-ballad con sabor francés que fue interpretada por Sandrine Françoise, y es que ningún país como Francia hace las baladas con ese estilazo y savoir faire.

France 3 seleccionó internamente a la cantante, la cual presentó la canción que es obra de Patrick Bruel, uno de los cantantes y compositores más influyentes del panorama galo.  


Sandrine nació y 1980 y tras dedicarse a estudiar Bellas Artes decidió dejarlo todo y volcarse en su carrera musical dando todo para ello. Tras muchos castings acabó siendo descubierta en el programa La vie à l'Endroit de la presentadora Mireille Dumas, y derivado de ello se le abren las puertas de las discográficas y graba el disco Et si le monde producido por un fiel ayudante de Celine Dion.

Este será su único disco y en el estará incluida la canción de la que hablamos. La idea de presentarse a Eurovision y de grabar esta canción nace de Patrick Bruel, el compositor, que tras verla despegar en el mundo musical se queda encandilado y le ofrecer la proposición de hacer un equipo que viaje a Tallín.

Con una línea ascendente que va in crescendo el tema relata un himno pacifista en el que la artista canta y grita a los cuatro vientos que luchará por que haya justicia, porque las cosas sean como deben ser, aunque haga falta mucho tiempo.

En un escenario muy onírico y gélido con humo actuó en decimoséptima posición, el número mágico del festival, con su vestido morado de mangas enorme que parecía el Cristo de los desamparados.


Era una de las tres favoritas junto a las suecas Afro-dyte y a la invidente alemana Corinna May, siendo también acompañada en esas apuestas por Sahlene que representaba al país anfitrión. Pero esa condición no le valió para ganar pues se quedó 5ª con 104 puntos y el doce de Finlandia.

Sin duda mereció la victoria y hacer doble para Francia jugando en París, pues debería haber ganado el año anterior su antecesora Natasha St-Pier en Copenhague, donde cantará nuestro candidato vencedor de esta noche.

Eurobesos para todos y no olvidéis que hace falta tiempo para alcanzar lo que se desea. España lleva 45 años sin conseguirlo de nuevo, así que ojalá y soñemos esta noche con que Spain cuenta con posibilidades de hacerse como mínimo un Top 5 en Dinamarca. 

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