MI VISIÓN DE EUROVISION

Columna de opinión basada en la pasión que siento por el concurso, aderezada con unas gotitas de ironía, una pizca de acidez y puñados de diversión, que se actualizará diariamente abordando desde los temas de más rabiosa actualidad en el micromundo del Certamen Europeo, hasta los momentos inolvidables de la historia del Festival de la Canción.

13 febrero 2014

UCRANIA 2013


Hola de nuevo queridos eurolectores,

Le llega el turno a un tema que todos conocemos perfectamente y que ya he analizado en varias ocasiones, pero he de recordarle de nuevo y más aun cuando ya está seleccionada la canción ucraniana de este año que va a hacer que no lleguen al top 10 ni por asomo.

La pobre Maria Yaremchuk y su ordinariez innata en ella están a años luz de la Diva Ognevich y su glamour. Ni tick, ni tock, ni na' de na'... Cuando un país tiene una joya entre las manos se ve desde el primer día. Gravity lo era desde los orígenes aunque luego el paso por chapa y pintura la hicieran crecer hasta donde llegó, pero el batiburrillo de la Yaremchuk no había como arreglarlo, y aunque le han dado 30 puntillos más ralentizando el ritmo y adornándola como si fuera una balada, no tiene nada que hacer en Copenhague.

Continuando con Zlata y su gravedad, anteriormente ya le corté un traje a esta representación el día 30 de abril del año pasado, unos días antes de que comenzaran los ensayos. Así que os dejo el link por si queréis rememorarlo.



He de reconocer que en aquellos momentos esta canción estaba en mi Top 10 pero me faltaba algo, un punto de magia que la hiciera subir en mi ranking. Pero eso no lo sentí hasta que vi la actuación que se marcó en Suecia, en la cual consiguió todo sin hacer apenas nada.

Sencillez y sobriedad obligadas que con su mágica forma de cantar e interpretar, y con las tablas y seguridad de la que sabe que tiene un instrumento con el que hace lo que desee, dejó ojipláticos a los televidentes que estaban conectados al ESC. Movimientos de manos que dicen más que cinco bailarines, un coro vocal que transmitía más que doce elementos móviles de led's, etc, etc, etc... Lo único que se salía de la norma era el gigante verde y el pobre solo apareció durante 10 segundos para hacerle un enganchón al vestido de la artista que los suecos sacaran en primer plano.

Se probó un par de vestidos, y aunque en aquel momento me cabree como una mona porque prefería el de cabaretera de Odesa al de princesa de Chernobill, he de reconocer casi un año después que su equipo y ella realizaron la elección acertada, la que le iba a sumar más puntos en vez de quitárselos, y la que seguiría siendo ideal pasasen los años que pasasen.


Ya sabéis que finalizó 3ª con 214 votos en la final. Y recolectó cinco máximas puntuaciones de Azerbaiyán, Armenia, Moldavia, Bielorrusia y Croacia. Un total de ocho 10's y cuatro 8's, es decir, que solo en puntuaciones de podio, sumó un total de 164 puntos, siendo los 50 restantes de los que salen sumados en los votos iniciales del 1 al 7.

Y eso que no les dejaron hacer lo que realmente deseaban, según dicen las malas lenguas y los mentideros eurofans. Ya escribí también una columna a colación de ello. Os dejó el link:



Para despedirme solo quiero deciros que esta canción es como según reza el dicho, los buenos vinos, que mejoran con los años, y no dudo que cuanto más tiempo pase más seguirá convirtiéndose en un clásico del certamen musical.

Eurobesos para todos y mañana junto a San Valentín saldrán a la luz Bosnia & Herzegovina 2006 e Irlanda 1992.

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