Buenas tardes adorados eurolectores,
Y nada mejor para un nublado e invernal domingo en el que apetece estar en casita con la manta y algo calentito que echar una mirada al pasado y recordar este clásico de la historia de Eurovision. La canción ganadora de 1983 que era un regalo como la vida misma: Si la vie est a cadeau.
La pobre televisión luxemburguesa, que carecía de una buena cantera de artistas de la que tirar para que lucieran los colores de su bandera en Munich, seleccionó de forma interna a la joven Corinne Hermès, nacida en Lagny-sur-Marne (Francia) en 1961.
De las propuestas que recibió la CTL, la mejor opción era la poderosa balada que interpretaba esta chica de 22 años que no tenía una carrera consolidada previamente.
Pero su potente forma de cantar, su capacidad interpretativa y sus intensas miradas que desprendían el amor por la vida que relataba la letra del himno le dieron la victoria en el sobrecogedor Rudi-Seldmayer-Halle.
Corinne actuó en última posición con su traje rosa de chaqueta y pantalón, con corte ochentero gracias a las exageradas hombreras y los pantalones pesqueros. Y fue acompañada por un coro de cinco voces que vestían elegantemente y en tonos rosas también.
Se tuvo que jugar el trofeo con la Diva israelí Ofra Haza y su himno Khay, en esta ocasión a la libertad, con Carola y su hit escandinavo Framling y con el petardazo yugoslavo con nombre de mujer llamada Dzuli, defendido por Danijel, entre muchos otros pues el hortera trío británico, la pija neerlandesa, el clásico francés y los tiernos anfitriones también tenían muchas opciones de llegar alto. Pero los planos a través del arpa, sus miradas hacia arriba y sus posturas de rompe y rasga convencieron a los jurados europeos que la concedieron 142 puntos.
En unas infernales votaciones recolectó seis 12's de Francia, Italia, Grecia, Yugoslavia, Israel y Portugal. Sin embargo Noruega y Reino Unido, que habían actuado 2º y 3º respectivamente, no se acordaron de ella por lo que durante parte de las primeras votaciones lideró el marcador el país anfitrión hasta que Luxemburgo se puso primera con la máxima votación italiana.
Posteriormente no triunfó la joven francesa, no tuvo el éxito esperado para una ganadora del Festival de Eurovision, pero eso no nos quitará nunca que fue una de las mejores ganadoras de la historia.
Eurobesos para todos y mañana otra ganadora de los dos miles saldrá a escena.
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